El disco de SALSA navideño más vendido en la historia del mundo!

Cada diciembre de cada año, como si se tratara de una deuda no saldada, Héctor Lavoe vuelve y le canta a su borinquen desde la otra vida. Cumpliendo esa promesa que hizo en 1971, ‘El Cantante de los Cantantes’ regresa todos los diciembres y asalta las casas de todos los portorros con un sentido coro que dice: “mi canción se inspira no te ha de olvidar y yo te voy a cantar desde la otra vida, y yo te voy a cantar Borinquen desde la otra vida”

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Esa sentida promesa que hace el gran Héctor Lavoe, con una voz que sale del alma y que cada fin de año se escucha no solo en Puerto Rico sino en todos los países en los que navegó con su canto el hombre que respiraba debajo del agua se convirtió en Cali en el anuncio de las festividades de fin de año.

El increíble éxito que tuvieron Willie Colón y Héctor Lavoe con su primera joya denominada ‘Asalto Navideño Número 1”, una producción de 1970 que hoy ajusta 52 años y que no para de sonar. Con su voz gastada de jibarito callejero, Jéctor la rompió en la escena salsera de Puerto Rico, pero la magia fue superior, porque lo que se creía que iba a ser un disco para que los ‘portorros’ se conectaran con Lavoe y Colón resultó siendo un tremendo palo navideño que trascendió fronteras y se convirtió en himno de las fiestas de fin de año en Ciudad de Panamá, Caracas, El Callao, Guayaquil y, por supuesto, Cali.

Ya van a empezar las fiestas
Las fiestas de Navidad
Y el jibarito cantando
A todos nos va alegrar
Vamos a que no recuerdan
El más remoto rincón
Se escucha al jibarito
Cantando su inspiración”

Aires de Navidad’ se transformó en un disco evocador. Un tema que va directo a las emociones y que entre los salseros está cargado de nostalgias familiares y emotivas. Un claro ejemplo de cómo nuestra música no traza fronteras y que el gusto melódico no conoce límites. Un álbum que inicialmente nació de la mano de Willie Colón para estrechar vínculos con la fanaticada puertorriqueña y, especialmente, con los jibaritos que habían tenido que emigrar a Estados Unidos se convirtió en un suceso latinoamericano.

La cita fue en la primera semana del mes de diciembre de 1970. Se trató del primer álbum navideño de Colón y Lavoe y el sexto de estudio de la destacada orquesta que por aquellos años ya sonaba fuerte en el concierto latino. Atrás había quedado El Malo, The Hustler, Guisando, Our Thing y La Gran Fuga. Los chicos que habían impregnado del sonido del barrio a lo que ahora se llamaba salsa querían volver a sus raíces, a la bomba y la plena, al seis navideño y el aguinaldo, todos aires autóctonos de la Isla.

 

El destacado trombonista y director de la orquesta en la que descolló el joven Héctor Juan Pérez, luego conocido como Héctor Lavoe, lo explicó de esta manera: “Resulta que en las fiestas de Navidad en Puerto Rico existen dos formas de aguinaldo musical, el aguinaldo urbano y el aguinaldo jíbaro, pero en ambos se reúnen varios músicos de diferentes conjuntos jíbaros para conformar un grupo llamado parranda, que en el aguinaldo jíbaro se denomina trulla y en el aguinaldo urbano se llama asalto. Sobra decir que este nombre ha acarreado muchas confusiones”.

Y es que el término asalto navideño, como fue bautizado el álbum, provocó muchos debates, pero la verdad es que en países caribeños como Puerto Rico, República Dominicana y Cuba se le llamaba así a la costumbre en los barrios populares de iniciar los festejos navideños con la reunión masiva entre vecinos para cantar, bailar, reunirse en la esquina, tomarse un palito de ron y, cómo no, disfrutar de los manjares navideños.


Lo cierto es que Colón tuvo la maravillosa idea de invitar a Yomo Toro, un virtuo del cuatro Puertorriqueño, para acompañar esta ‘trulla’, como también se le denominaba en la lsla del encanto a estas reuniones decembrinas. Y no pudo ser mejor la decisión ya que Yomo, el embajador del Cuatro, reconocido como un baluarte de la música local, le dio un toque autóctono original al álbum que lo ayudó a catapultar como una de las diez grabaciones latinas más importantes de la historia. Con su música jíbara al hombro, Yomo Toro ingresó con este álbum a las grandes ligas de la Fania All Star y nunca más se iría porque su inquietante cuatro sonaría en múltiples producciones acompañando no solo a Colón sino también a Larry Harlow, Tito Puente, Jhonny Pacheco, Rubén Blades, Cheo Feliciano, Eydie Gorme y hasta Gloria Estefan, entre otros.

El cuatro era el sonido típico que Colón le quería imprimir al álbum y quién mejor que Yomo Toro, que era un jibarito de pura cepa, que tenía todavía encima ‘la mancha de plátano’ y era portador de todo ese acervo cultural, de las particulares formas de hablar y de los modos de vida tradicionales de los boricuas, para cumplir con esta apuesta musical.  La verdad es que Yomo siempre había estado ligado a la música campesina y ese sello era lo que estaba buscando Willie Colón.

Para completar, en la voz estaría el gran Héctor Lavoe que por demás sabía cómo interpretar al dedillo la música con la cual había crecido y le daba ese toque callejero que conectaba de manera nostálgica y emotiva con el público.

Lo que vino después fue simplemente una descarga sonora que invadiría con su sabor tradicional el fin de año de varios países del Continente y que en Cali se convertiría en el icónico tema que anunciaría la llegada de la Navidad.